AGRADECER Y RECORDAR

Cuando tenemos necesidad solemos buscar a Dios, pero cuando tenemos abundancia, nos olvidamos de Dios.

Yo me pregunto ¿Cuántas veces tendremos que estar en necesidad para por fin buscar a Dios?

¿Por qué el ser humano es mal agradecido?
¿Por qué el ser humano suele olvidar las cosas más importantes?

Desde que somos niños, nuestros padres o tutores nos cuidan y nos dan sustento, cuando crecemos nos concentramos tanto en nuestras cosas que nos olvidamos de los que nos dieron la vida, sustento o cubrieron otras necesidades cuando solo éramos niños.

Cuando crecimos y no teníamos dinero, muchas veces reaparecieron los que nos ayudaron desde niños y aparecieron nuevos personajes que se llamaban amigos, a estos también los solemos dejar y olvidarnos de ellos.

Además cuando nos enfermamos en el matrimonio, está aquella persona que elegimos para toda la vida, pero con el pasar del tiempo y de todas las responsabilidades, nos olvidamos de ser amorosos y gentiles con esta persona especial.

No esperes que pase algo extraordinario para que puedas amar, agradecer, visitar, llamar, escribir o buscar a aquella persona que sin esperar nada a cambio trato de hacerte la vida más llevadera.

No esperes hasta que llegue el momento en que nuevamente tengas que necesitarlos para poder buscarlos.

Se agradecido(a), no olvides fácilmente las cosas buenas de las personas, eso que te hizo mucho bien, debería permanecer en tu memoria tanto o aún más que aquello que te hizo mal de las personas.

Cuando crecemos solemos olvidar también que no nacimos siendo sabios, ni sabiendo todo, cuando nos casamos deberíamos buscar y preguntar a personas experimentadas, porque siempre vamos a equivocarnos y a descubrir nuevas circunstancias que desconoceremos totalmente.

Buscar a los padres cuando no sabemos que hacer es bueno, pero buscarlos cuando creemos que ya sabemos que hacer es mejor.
Referencias: 1 Reyes 14