Cuando se encienden otras luces
Tenerlos de nuestro lado es lo mejor.
Cuando inicias un liderazgo es muy importante mantener a los aliados de tu lado y no desecharlos, porque no sabemos cuándo necesitaremos su ayuda.
En una época conocí a un líder que asumió un cargo muy importante y tenía la función de dirigir a un grupo humano grande y a otros líderes, este personaje tenía un vasto conocimiento y era muy admirable, su experiencia en la materia de estudio de esta comunidad era notoria y podías confiar en que te daría la información más verás de todas, pero había un gran problema con él, y era que no tenías forma de acercarte con confianza y familiaridad.
Al poco tiempo de su inicio de funciones el 70% del liderazgo a su cargo comenzó a abandonar y la comunidad comenzó a reducir el número de sus participantes, ¿Qué era lo que pasaba?, ¿Por qué sucedía esto?, luego de un tiempo se descubrió una causa que es mantuvo reservada, la causa eran "celos", cuando había un líder que hacia las cosas muy bien, entonces el personaje de esta narración tendía a opacar sus logros y hacía lo mismo con cualquier líder que sobresaliera porque no debía haber nadie que brillase más que él.
No hay razón por la que tengamos que opacar a otras personas para hacer notorio nuestro brillo, sino que debemos tener en cuenta que brillar no es una función sencilla cuando solo hay una luz solitaria intentándolo y que al encender a otras luces nos hace tener un brillo mucho más radiante y luminoso.
Salomón no fue un rey que quiso brillar solo, sino que logró mantener los pactos de su padre y mantener la paz entre naciones permitiendo que otros puedan brillar, reconociendo sus virtudes y uniendo esfuerzos pudo lograr una obra reconocida por todos los tiempos.
No se trata de que las demás personas hagan las cosas igual que nosotros o como queremos que se haga, lo importante es que las personas alcancen los resultados que buscamos.
El pacto de Salomón con Hiram
1 Reyes 5:
1Hiram era el rey de Tiro, y había sido un buen amigo de David. Por eso, cuando se enteró de que Salomón había sido elegido rey en lugar de David, envió a sus embajadores. 2 Entonces Salomón le mandó este mensaje a Hiram:
3 «Tú sabes que mi padre no pudo construir un templo para adorar a nuestro Dios, porque había estado en muchas guerras, hasta que Dios venció a sus enemigos. 4 Pero ahora, gracias a mi Dios, estamos en paz en todo el reino. Ya no tenemos enemigos ni grandes problemas.
5 »Por eso he decidido construir un templo para adorar a mi Dios. Él ya le había dicho a mi padre que yo sería el siguiente rey, y que edificaría un templo para adorarlo.
6 »Como ninguno de nosotros sabe trabajar la madera tan bien como la gente de tu país, te pido que mandes cortar cedros de las montañas del Líbano para construir el templo. Mis ayudantes trabajarán con los tuyos. Luego yo les pagaré a tus trabajadores el sueldo que tú señales».
7 Cuando Hiram escuchó el pedido de Salomón, se puso muy contento y dijo: «¡Bendito seas Dios de Israel, porque le diste a David un hijo tan sabio para gobernar esa gran nación!»
8 Después Hiram le mandó decir a Salomón:
«He recibido tu mensaje y estoy dispuesto a ayudarte con la madera de cedro y de pino. 9 Mis ayudantes la bajarán de las montañas hasta el mar, y la transportarán en forma de balsa hasta donde tú digas. Allí se desatarán las balsas y tú recibirás la madera. Lo que te pido a cambio es que tú me proveas los alimentos que necesito para mi palacio».
10 Hiram le dio a Salomón toda la madera de cedro y pino que éste quiso, 11 y Salomón le proveyó a Hiram alimentos para su palacio: Cada año le entregaba cuatro millones cuatrocientos mil kilos de trigo, y cuatro mil cuatrocientos litros de aceite puro de oliva. 12 Dios cumplió su promesa y le dio mucha sabiduría a Salomón. Hiram y Salomón hicieron un pacto, y siempre hubo paz entre ellos.
Gracias por leer, Dios te bendiga
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